domingo, 29 de mayo de 2016

ANTONIO VIVALDI

En la sección de hoy dedicada a la cultura italiana les hablaré acerca de Antonio Vivaldi, una de las figuras más relevantes de la historia de la música, compositor y violinista italiano perteneciente al movimiento barroco, quien fue además un profesor y sacerdote católico, apodado “Il Prete Rosso”, que se traduce como “El Cura Rojo”, a causa de su cabello pelirrojo. Durante su vida compuso aproximadamente 770 obras, entre las cuales más de 400 conciertos y 46 óperas.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA:

Antonio Vivaldi nació en Venecia el 4 de marzo de 1678, primer hijo de la pareja conformada por Camilla Callicchio y Gianbattista Vivaldi.
Fue su padre quien le enseñó a Antonio a tocar el violín cuando él aún era pequeño, y juntos recorrieron Venecia con su música. Ya a la edad de quince años comenzó su carrera eclesiástica y luego de diez años de estudio, en 1703, fue ungido sacerdote. No obstante, siempre tuvo una mayor inclinación hacia la carrera musical que hacia la religión, escapando de sus obligaciones como sacerdote con la excusa de que su estado de salud era débil, ya que sufria de asma, para dedicarse a tocar el violín y componer música. De hecho, también en 1703, Antonio se convirtió en maestro de violín en un orfanato veneciano, el “Ospedale della Pietà”, lugar dedicado a dar refugio y proveer de educación niños huérfanos, abandonados o de pocos recursos. Trabajó allí durante treinta años, etapa durante la cual compuso la mayor parte de sus obras importantes.

A comienzos del siglo XVIII la ópera adquirió popularidad en Venecia y Vivaldi obtuvo trabajo en diferentes teatros como compositor; sus primeras óperas tuvieron repercusiones negativas, pero ya en 1715 presentó “Nerone fatto Cesare”, la cual fue un éxito rotundo y no sería más que la primera de una larga serie de óperas que continuó escribiendo mientras continuaba a trabajar para el orfanato y sus niños.

En 1718 le ofrecieron un puesto como maestro de capilla en la corte de Felipe de Hesse-Darmstadt, gobernador de Mantova. Decidió por lo tanto trasladarse y vivir allí durante tres años; fue entonces que conoció a Anna Girò, quien pronto se convirtió en su compañera de trabajo y con la cuál entabló una solida relación de amistad; se lo vinculó con ella románticamente en más de una ocasión, especulaciones a las cuales él respondió negandolas rotundamente en 1737.

Fue durante este período que Vivaldi escribió “Las Cuatro Estaciones”, los cuatros conciertos para violín más famosos de su carrera, cada uno de los cuales representa a una de las estaciones del año. En estas composiciones se aprecian sonidos de la naturaleza y descripciones musicales de numerosos paisajes y situaciones.

En 1722 se trasladó a Roma, donde sus óperas adquirieron un nuevo estilo y fue invitado por el recientemente electo Papa Benedicto XIII a tocar para él. Tres años después regresó a Venecia, donde compuso cuatro óperas más. En años posteriores, al alcanzar el ápice de su carrera, recibió encargos por parte de la realeza y la nobleza europea.

Durante los últimos años de su vida Vivaldi tuvo grandes dificultades económicas, ya que los gustos musicales de la época habían cambiado y sus composiciones habían pasado de moda; se vió obligado a vender numerosos manuscritos suyos a bajísimo precio con el fin de financiar su traslado a Viena, lugar al que probablemente viajara con la esperanza de conseguir un puesto como compositor de la corte imperial de Carlos VI, con quien había tenido un exitoso encuentro años atrás. Desgraciadamente, poco después de su llegada a Viena el emperador Carlos VI falleció, quitándole la protección imperial de la que gozaba y dejándolo en una situación económica que fue empeorando rápidamente.

Ya en la ruina, Vivaldi falleció a causa de una supuesta infección intestinal durante la noche del 27 al 28 de julio de 1741. Fue enterrado en una sencilla tumba del cementerio, propiedad del hospital público.

Al principio su música corrió su misma suerte, cayendo en el olvido hasta casi la mitad del siglo XX, cuando la figura de Vivaldi volvió a tomar importancia para la historia de la música europea, importancia que mantiene hasta el día de hoy.

En aquella época era normal que excelentes artistas no fueran reconocidos y murieran sin que nadie lo supiese, cayendo en el olvido por cientos de años, y fue así que fue condenado un gran artista como Vivaldi, quien murió sin saber cuánto su obra sería apreciada en el futuro.
Pero lo que nadie tuvo en cuenta fue que él no murió aquel fatídico día de julio, che aún está vivo, que parte de él vive y respira dentro de su obra y que, mientras sus composiciones sigan siendo interpretadas y escuchadas una y otra vez, su alma permanecerá en este mundo para trasmitirnos las mismas emociones que el joven Antonio sintió al momento de crearlas.

A continuación les dejo un link donde podrán escuchar “Las Cuatro Estaciones”, en italiano “Le Quattro Stagioni”, las composiciones más famosas de la carrera de Vivaldi.

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María Pía.

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